jueves, 14 de agosto de 2014

My name is Flo

La verdad es que no se que cojones hago presentándome ante ustedes. A mi me conoce todo el mundo, soy un tipo importante aunque a veces me puedas ver entre el pueblo llano (tiesos, que los llamo yo).
He escogido este título que me robó Eminem, ese jodido rapero rubio, aunque creo que lo cogió porque en realidad somos almas gemelas. Nunca te creerías que un blanco rubio fuese un referente rapero como tampoco te podrías creer que un tipo como yo, con cara de monje gregoriano o confesor del mísmisimo Papa Francisco, fuese el puto amo de las finanzas y los barrios bajos.
My name is Flo y doy brillo a una competición que iba a la deriva y que gracias a mi se ha cargado de emoción tanto en la primera como en la segunda división. Mi empresa compite con otra por ser campeón y los otros 40 equipos por sobrevivir y no presentar suspensión de pagos. ¡Que mas queréis!
Lo que pasa es que encima estos pordioseros van quejándose por ahí, hablan en las televisiones y dicen que no compiten en igualdad de condiciones sin pensar que eso lo ve todo el mundo, incluidas las 25.457.895  personas que han comprado la camiseta de nuestro último fichaje. Si es que no están contentos con nada. Con lo bien que podría estar ahora tomando un gin-tonic y aquí me veo mandando a mi jefe de prensa enviar a los diferentes medios de información las pautas a seguir para lavar la imagen de mi empresa.
¡Que cojones mi empresa! La empresa de todos ustedes porque si quieres ver deportes en este puto país te tienes que tragar 45 minutos del nuevo peinado de mi jugador.
My name is Flo y soy el puto amo. Si te quejas te jodo, si protestas te jodo y si no te gusta, si no te gusta te aguantas.
My name is Flo y soy un auténtico mártir dentro de este sistema corrupto. Un sistema que debe evitar que llegues un día a un restaurante y un desgraciado de estos esté sentado en la mesa de al lado. Un sistema en el que si no ponemos medios llegarán algún día a tratarnos de tú a tú.
My name is Flo, ¿quien cojones eres tú?


martes, 12 de agosto de 2014

Quiero a los culpables

Déjame de historias, la afición del Sevilla FC siempre ha sido exigente y hoy no va a ser menos.
Quiero saber quien o quienes son los culpables de lo que ha pasado hoy. Porque lo de hoy no debe caer en el olvido.
Se perdió la final, y yo solo quiero buscar al responsable de lo que he vivido hoy.
Lo busco para dar las gracias, porque a pesar de la diferencia de presupuesto entre uno y otro equipo, a pesar de que al Madrid le regalen cientos de millones año tras año, a pesar de los pesares mi equipo ha plantado cara y ha caído con la cabeza muy alta.
No nos engañemos, estamos condenados a tener que desacernos de nuestras figuras y apostar por gente desconocida para no vernos en situaciones como las de clubes no muy lejanos. Lo de Alberto Moreno es un ejemplo mas de como funciona esto. Hoy es el Liverpol, pero ni con un recién ascendido en la Premier podemos competir. De eso hay que dar gracias a Tebas y a todos los clubes complices.
Es por eso que quiero agradecer al responsable de que, a pesar que en nuestra liga se beneficie mas al club extrajero que al nuestro, hayamos llegado hasta aquí y me hayan hecho vibrar con la ilusión que he tenido hasta hoy con la final, la décima en 8 años, y que me ilusione de cara a la próxima temporada.
También me gustaría encontrar al culpable de que esa grada, mi grada, sea la mejor del mundo, a años luz de la que pueda seguirle. Orgullo, sentimiento, pasión, corazón, amor a unos colores, saber exigir cuando hay que hacerlo y animar hasta quedar afónicos. Al que corresponda, muchas gracias.
Pero me pongo a buscar culpables y tengo que llegar al máximo responsable, porque mucho tuvieron que ver mis amigos y compañeros de grada en aquellos años en lps que quedar novenos era un logro y entrar en uefa un sueño. Me acuerdo de mi amigo Fali o de mi amigo Giulio, que ahora están en el tercer anillo, me acuerdo de Joan y su forma de mostrarnos como amar unos colores a pesar de la distancia, me acuerdo de aquel bocadillo que no se comió mi hermano para comprarme aquella bandera, me acuerdo de Ramón, de Mayte, de Carlos, de Manu, de Magase. Me acuerdo de muchos, pero hay un responsable máximo de que, a pesar de la derrota, haya sentido un inmenso orgullo. Mañana, los telediarios y la prensa olvidarán a mi equipo, como lo han venido haciendo en los últimos tiempos, pero yo podré decir con la cabeza muy alta...
GRACIAS PAPÁ, POR HACERME SEVILLISTA.

sábado, 9 de agosto de 2014

¿Que me importa?



El respeto no se regala ni se compra ni se mendiga, el respeto se gana. El respeto no es solo que te tiren flores, que te reconozcan méritos, el respeto también es que intenten hacerte invisible para que no restes protagonismo. La historia nos ha enseñado que nunca hemos necesitado la ayuda de nadie, que desde que empezó esta locura llamada Sevilla FC hemos llegado a convertirnos en lo que somos hoy en día gracias exclusivamente al sevillismo, que supo gestionar momentos duros y disfrutar momentos de gloria. Ahora, a escasas horas para que de comienzo nuestra sexta final europea, se nos vuelve a mostrar respeto desde todos los medios del país de la mejor manera que saben, como ya hicieron en 2010 cuando querían a toda costa un doblete para su Atlético de Madrid.





Como he leído a Chema Salas en Twitter (@ChemaSalas76) "Si la supercopa de Europa la jugaramos contra el Milan seguro que el #SevillaFC tendría mas minutos en la TV italiana que en las TV de aquí" y yo añado, seguramente sin jugar ningún equipo italiano le estén dedicando mas tiempo de los tres segundos que le dedican aquí.
La diferencia radica en que allí tienen respeto y vergüenza, aquí hace mucho que la perdieron.
Estamos en Cardiff por méritos propios, sin ayuda de nadie, por el empuje de una grada y la unión de esta con su equipo. No llevamos corazones como la selección porque en nuestro pecho mas que el corazón nos late tu escudo.
Llegamos cargados de ilusión, con el alma de los que se quedan, con el recuerdo de los que se quedaron por el camino, de los que nos enseñaron a amar este escudo, de los que nos metieron esta bendita locura, esta manera de vivir.
Que nos importa que tu respeto nos lo muestres en forma de miedo, ese miedo que te produce que nos carguemos vuestra fiesta antes de que empiecen a llegar los invitados, ese miedo que te obliga a olvidarnos como el niño que al dormir intenta olvidar el sitio bajo su cama donde se esconden sus demonios.
Que me importa a mi que no hables de mi equipo si de mi equipo ya me hablan mi padre y mi abuelo.