sábado, 21 de diciembre de 2013

¿Quieres café?

Hubo una vez un hombre obsesionado con un sueño. Un sueño vestido de blanco y rojo, un sueño que le hacía perder los papeles cuando el destino hacía que sus caminos se cruzasen.
Ese señor tuvo un día la oportunidad de ver su sueño realizado, de llevar las riendas del objeto de su deseo, pero fracasó.
Fracasó por ser un cobarde, por temblarle las piernas cuando en los fusiles se habían cambiado las balas de fogueo por las de guerra. Fue tal el palo que se llevó al haber tirado por tierra la oportunidad de su vida que quiso buscar culpables a toda costa.
El cobarde nunca busca el enfrentamiento cara a cara, ahí sabe que su rival se puede defender y dejarlo con el culo al aire. Lo que hace es retirarse a la cueva para, desde la seguridad de la distancia, lanzar toda la mierda que pueda con el fin de ocultar su fracaso.
Ayer de nuevo volvieron a cruzarse los caminos. La situación en la previa del duelo parecía propicia para quitarte un poquito la espina que tienes clavada en el corazón. El Sevilla llegaba tras el enorme palo sufrido en copa y el Villarreal convertido en el equipo de moda. Para mas inri nos plantábamos en El Madrigal con una defensa que hacía temblar los cimientos sevillistas. Porque somos así, muy dados a criticar todo, a elevar a los cielos o bajar a los infiernos a cualquiera en solo 90 min.
Como el fútbol es como es tuvo que ser Cala, el que no podía ponerse mas la camiseta de titular según algunos, el que abriese el marcador con un magistral cabezazo. A partir de ahí lo de siempre, que por fin Beto no mete en el juego las que iban fuera y ha empezado a ganar puntos y que arriba tenemos un delantero que como no busca su lucimiento personal no necesita 10 ocasiones para marcar una.
En el otro bando lo de siempre, el cafetero siguió con su frustración y se pudo tomar el cafelete antes porque el trencilla se hartó del circo de la banda, algo muy habitual cuando se enfrenta a nosotros.
Final en lo futbolisto del año 2013 con un resultado que no hace olvidar el palo del miércoles pero que deja un gustillo muy dulce para disfrutar estas navidades.
A Marcelino desearle suerte a partir de ahora y no solo con su equipo, sino para que encuentre alguien que quiera tomar café con él.

1 comentario:

JOSÉ L. dijo...

Nada de filigranas. Nada de buen juego. Había que ganar y se ganó.
Ni a echar las campanas al vuelo y a pensar en el próximo partido. Y a ganarlo. Ese y no otro es el camino.

Felices fiestas