lunes, 28 de abril de 2014

Huele a Plata

Se que no tengo que explicarte como huele la plata. Lo sabes perfectamente porque eres sevillista.
La plata huele a nervios en la barriga, a días eternos, a ganas de pitido inicial y de pitido final. La plata huele a recuerdos de partidos a los que ibas con tu padre de la mano, a los que has ido con tu hijo.
La ciudad a vuelto a impregnarse de ese olor. Como cuando se acerca la Semana Santa y Sevilla huele a incienso muchos días antes del Viernes de Dolores.
La ciudad huele a plata porque su equipo está a las puertas de volver a hacer algo grande. Un olor tan intenso que hace que escuches la palabra "jueves" y las pulsaciones se pongan por las nubes. Y ese olor se propaga por las carreteras en forma de marea roja, con más de 5000 corazones en otro acto de demostración de fe y cariño a sus colores que no está al alcance de otros.
Huele a plata del mismo modo que aquel mágico 2006, igual que aquel jueves de feria o aquella colina. Huele a plata como olían los guantes de Palop mucho antes de aquella noche en Glasgow, como aquel regate imposible de Kanouté que significaba el 0-2 frente al Tottenham.
Sevilla huele a azahar, a pescaito frito, a albero del Real de la Feria, a incienso, a Parque de María Luisa... y a plata.
Sevilla otra vez huele a plata.

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