Se que no tengo que explicarte como huele la plata. Lo sabes perfectamente porque eres sevillista.
La plata huele a nervios en la barriga, a días eternos, a ganas de pitido inicial y de pitido final. La plata huele a recuerdos de partidos a los que ibas con tu padre de la mano, a los que has ido con tu hijo.
La ciudad a vuelto a impregnarse de ese olor. Como cuando se acerca la Semana Santa y Sevilla huele a incienso muchos días antes del Viernes de Dolores.
La ciudad huele a plata porque su equipo está a las puertas de volver a hacer algo grande. Un olor tan intenso que hace que escuches la palabra "jueves" y las pulsaciones se pongan por las nubes. Y ese olor se propaga por las carreteras en forma de marea roja, con más de 5000 corazones en otro acto de demostración de fe y cariño a sus colores que no está al alcance de otros.
Huele a plata del mismo modo que aquel mágico 2006, igual que aquel jueves de feria o aquella colina. Huele a plata como olían los guantes de Palop mucho antes de aquella noche en Glasgow, como aquel regate imposible de Kanouté que significaba el 0-2 frente al Tottenham.
Sevilla huele a azahar, a pescaito frito, a albero del Real de la Feria, a incienso, a Parque de María Luisa... y a plata.
Sevilla otra vez huele a plata.
Recuerdos de la Semana Grande
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Terminada la Semana Santa retomo la actividad en este blog para hacer un
paseo por los recuerdos que me deja la Semana Grande de Sevilla.
Pero no quiero hab...
Hace 12 años
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